viernes, 8 de marzo de 2024

El CEO de Renault: "Que los eléctricos sean más baratos que los de combustión es una ilusión sin fundamento de los políticos"

 El CEO de Renault: "Que los eléctricos sean más baratos que los de combustión es una ilusión sin fundamento de los políticos"

vozpopuli.com

El consejero delegado de Renault y presidente de turno de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Luca de Meo, ha dicho que esperar pronto a que los coches eléctricos sean más baratos que los que tienen motor de combustión es una "ilusión" sin fundamento de los políticos.

"Intentar hacer en diez años los coches eléctricos más baratos que el de combustión, en el que hemos trabajado durante 150 años, es una ilusión que sólo pueden tener los políticos", dijo De Meo en un evento sobre movilidad, organizado en Bruselas por la patronal europea de las compañías eléctricas, Eurelectric.

El presidente de Renault dijo que quizá será posible llegar a ese punto en décadas si el desarrollo tecnológico acompaña, pese a que a partir de 2035 la Unión Europea (UE) sólo permitirá que los coches nuevos vendidos en el mercado comunitario sean de cero emisiones.

En una charla pública con el presidente de Eurelectric y consejero delegado de la eléctrica alemana E.ON, Leonhard Birnbaum, De Meo subrayó que el negocio de los fabricantes automovilísticos debe ser lucrativo.

"Si no ganamos dinero con los eléctricos, va a ser una estrategia con piernas muy cortas. Hay que aceptar que tenemos que tener márgenes, no hacemos caridad", dijo el máximo responsable del Grupo Renault.

El empresario abogó por impulsar los modelos de coches más pequeños y aseguró que la regulación es responsable de que los automóviles hayan crecido en talla y peso en las últimas décadas, lo que encarece necesariamente los costes y el dióxido de carbono (CO2) que desprenden.

"Las regulaciones ha impulsado la talla y el peso de los coches en Europa en los últimos veinte años" por motivos de seguridad vial, lo que hace crecer las emisiones de CO2 del parque móvil, pese a que cada coche individualmente haya rebajado individualmente sus emisiones.

Esto entraña, según De Meo, un círculo vicioso, ya que al ser más pesados, son más caros y se necesita más energía para moverlos, y como son más caros, la gente no renueva sus coches por modelos más modernos y climáticamente eficientes.

Contradicciones desde Europa

Y es que en los últimos veinte años, el tiempo que un conductor mantiene su coche ha pasado de media de siete a doce años, lamentó... y el parque automovilístico sigue envejeciendo.

El presidente de Renault se mostró crítico con los discursos políticos sobre electrificación en la automoción, y en particular con las "contradicciones" transmitidas por el ministro belga de Movilidad, Georges Gilkinet, en un vídeo grabado y emitido en diferido justo antes de su intervención, al reclamar a la industria coches con tecnologías más caras pero con precios asequibles para los usuarios.

"Me podría haber divertido con él", dijo el presidente de Renault para lamentar que el político belga no hubiera podido asistir en persona al coloquio.

Llamó también a rebajar el optimismo sobre las ventas de coches eléctricos, que representan unos 8 millones de automóvil en la Unión Europea sobre un parque móvil de 240 millones de vehículos.

"Ocho millones en China lo venden en un año, no es un éxito", subrayó el presidente de ACEA y máximo responsable de Renault, quien, no obstante, reconoció el avance de haber pasado "en unos años de prácticamente cero al 16%" de vehículos eléctricos en Europa. 

jueves, 7 de marzo de 2024

El discurso de Milei

 ultimahora.es

El discurso de Milei

Con motivo de la apertura de sesiones legislativas, el flamante presidente Javier Milei ofreció un discurso que resume su ideario y su plan para sacar a su país del enrevesado laberinto en el que se encuentra. Lo curioso es que lo hizo utilizando muchas de las estrategias típicas izquierdistas, ahora puestas al servicio de una nueva derecha.

En primer lugar, declara pretender una auténtica revolución que denomina “refundación de Argentina”. Con ello el concepto “revolución” cambia de bando. Es el liberalismo, encuadrado en la derecha, quien levanta ahora esa bandera. Y lo hace contra una “casta” que abraza los discursos y las proclamas izquierdistas y sindicalistas, al tiempo que se enriquece a costa de la pobreza de los “argentinos de bien”.

Su propuesta económica y social es tremendamente racional. Tanto que se puede encontrar en casi cualquier libro de texto universitario sobre la cuestión. No obstante, Milei -al igual que hasta ahora hacía la izquierda en exclusiva- apela a la dimensión moral de sus reformas. Quiere terminar con la indecente división social que supone estar sometidos a una “élite” que utiliza los resortes del poder del estado para vivir a costa de los que realmente laboran y se esfuerzan. Es decir, apela a la justicia distributiva como concepto virtuoso. Llegando incluso a afirmar que es precisamente por esa dimensión moral por lo que no teme que sus enemigos sean numéricamente más, o más fuertes.

La puesta en escena de su alocución parlamentaria fue del todo emocional, tanto por el tono empleado por el propio presidente como por los entusiastas aplausos que reiteradamente le interrumpen, una y otra vez, reforzando sus palabras. Incluso, la realización de las tomas televisivas seguía ese mismo patrón. De hecho, objetivamente, su éxito electoral se debió en gran medida al acertado manejo de la comunicación, apoyándose tanto en las nuevas redes sociales como en los viejos medios tradicionales. Tal como suele hacer la izquierda, aunque, en esta ocasión, una de sus primeras decisiones fuerza acabar con la “pauta” de los “periodistas ensobrados”.

Por último, intenta trasladar el miedo mental (el dóberman) al regreso de los partidos izquierdistas-kirchneristas. Los que han hundido a la Argentina y a sus habitantes en un índice de pobreza que alcanza el 60%.

Todo ello apoyado, también, en la utilización de viejos recursos característicos de la derecha, como son los datos y macro-magnitudes que desmontan las falaces narrativas buenistas. Lo hace, además, sin tener reparos en señalar a los responsables concretos de tales desatinos, y apelando a recuperar el concepto del imperio de la ley.

Sin ninguna duda, en el país austral, se ha iniciado un experimento que tiene muchos visos de mostrar claros éxitos en menos tiempo del prometido; siempre y cuando éste mandato no sea interrumpido por la fuerza bruta. Un éxito que, si se termina produciendo, servirá de ejemplo en otros lugares.


lunes, 1 de enero de 2024

Pronósticos para el nuevo año de los colaboradores de Mallorcadiario

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Los míos, en concreto, son los siguientes:

Habrá elecciones en 74 países, entre los que se encuentran los 27 de la UE. El panorama geopolítico general puede cambiar mucho"

Si no ocurre ningún nuevo “cisne negro” de Taleb (guerras, catástrofes, pandemias, etc.) es razonable pensar que el año 2024 será un año en el que, más allá de las tendencias generales habituales, como los déficits públicos continuados, inflación persistente -sobre todo en alimentación-, desglobalización, aciertos y errores en la tradición energética, estancamiento económico occidental, envejecimiento de la población, digitalización masiva -y en buena medida invasiva-, desorbitados precios de la vivienda, etc., será un año de posibles grandes convulsiones políticas y por tanto sociales.

Habrá elecciones en 74 países, entre los que se encuentran los 27 de la UE. Estos últimos votarán entre el 6 y el 9 de junio la configuración del Parlamento comunitario, estrenando también nuevas e inconcretas reglas fiscales. Por su parte los EEUU celebrarán sus trascendentales presidenciales el primer martes después del primer lunes de noviembre. Los brasileños están convocados a elegir a sus representantes locales. Lo harán con los ojos puestos en los éxitos conseguidos por el presidente Milei, convertido en la referencia política del momento. En México, así mismo, hay también convocatoria a las urnas. Y suma y sigue.

Así, el panorama geopolítico general puede cambiar mucho. Qué duda cabe que se percibe un importante descontento en casi todos los países mencionados con los actuales gobernantes, motivado principalmente por las mismísimas tendencias más arriba mencionadas.

Aquí en España, ¡la cosa está que arde! La ambición de poder desmedida del presidente Sánchez y el seguidismo, totalmente acrítico, de la totalidad de su partido, no sólo hacen prever nuevos y continuos tensionamientos, sino que también están dejando al descubierto, ante el gran público, los defectos de diseño de nuestra arquitectura institucional.

Con estos mimbres, la incertidumbre parece que será la característica más relevante del año. Lo cual no parece que pueda contribuir a un afianzamiento sólido de la actividad económica, al menos en la parte del mundo mencionada. Ahora bien, también es verdad, que la madurez -la más elevada edad-, de nuestras sociedades pueden contribuir a moderar cualquier tipo de convulsión que, sin embargo, sí se puede vislumbrar.

martes, 19 de diciembre de 2023

CopagoBus

 

CopagoBus

Modestamente sostengo que la decisión del alcalde Jaime Martínez de volver a pagar, una parte del coste, en los viajes en autobús es una decisión muy acertada. Entre otros motivos porque, como la mayoría de profesores de economía, he dedicado gran parte del tiempo de mi vida docente a enseñar las ventajas asignativas del sistema de precios frente a cualquier otra alternativa (colas, cartillas de racionamiento, sorteos, regalos, robo, piratería, etc.). Todos esos profesores realizamos nuestra labor sin salirse de los planes de estudio en vigor, por estar avalados por casi dos siglos de doctrina fundamentada en la experiencia.

Lo primero que hay que decir es que volver a las tarifas de 2019, significa continuar subvencionando fuertemente el transporte colectivo urbano, aunque repercutiendo un porcentaje sobre el viajero, salvo bonificaciones y excepciones. De esta forma, con las tarifas re-introducidas, el usuario de la EMT percibirá un precio por trayecto inferior a los costes variables de utilizar su automóvil (los costes fijos no se han de considerar por pagarse tanto si se utiliza el vehículo propio o como si no es así), pero no un coste cero. Así, el trayecto en bus tendrá, pues, un precio ligeramente superior a los desplazamientos a pie o en bicicleta, o a los no-desplazamientos.

Dicho en otras palabras, recuperando el sistema tarifario, no desplazarse (utilizando, por ejemplo, medios telemáticos para realizar gestiones), o desplazarse a pie o en bicicleta supone un precio cero. Hacerlo en bus tendrá un precio ligeramente superior, y notablemente más caro continuará siendo el moverse en coche.

Repitiendo el argumento, recuperar las antiguas tarifas incentiva los desplazamientos a pie o en bicicleta (también los no-desplazamientos) sobre los realizados en autobús, manteniendo el incentivo a dejar el coche en casa. Además, se dice que la medida supondrá unos ingresos de entorno a los 25 ó 30 millones de euros para la empresa municipal encargada (desde hace años no cuelgan sus cuentas en la web). Ingresos que pueden destinarse tanto a mejoras de la flota, como de las frecuencias, o, lo pienso resulta más urgente, al sistema de recarga de la tarjeta ciudadana y al buen funcionamiento del sistema de información a través de paneles o apps. Es decir, a hacer más competitivo el transporte público más allá de su precio.

Sin duda, volver a establecer tarifas es una decisión valiente desde el punto de vista político. Pues, como no puede ser de otra manera, los concejales populistas, que ahora se sientan en los bancos de la oposición, se rasgarán las vestiduras con aspavientos y echarán mano de las estadísticas las cuales, lógicamente, mostrarán una disminución de los usuarios. Su sueldo requiere tal actitud, por lo que resulta inútil intentar convencerlos. También lo harán los periodistas, siempre dispuestos a no perder un titular sencillo, aunque sea incierto. No obstante, en este caso, se les puede emplazar a visitar las aulas de la facultad de economía. ¡Quizás cambien de opinión!

De cualquier manera, la realidad es que la gratuidad no ha servido para disminuir el número de trayectos realizados en automóvil particular, por lo que el aumento de viajes en autobús se debe atribuir, básicamente, a antiguos caminantes, ciclistas o personas que no se desplazaban. Lo cual, muy probablemente, se debe a la falta de competitividad del autobús en términos de comodidad y, sobre todo, de rapidez. Un hecho coherente con la teoría aquí expuesta.

Desde hace tiempo, me inclino a pensar que Palma necesita volver a debatir y la planificación su segunda línea de metro, pues éste es el medio de transporte colectivo que, no sólo resulta más competitivo con respecto al automóvil, sino que es el único que logra evitar los costosísimos embotellamientos típicos de cualquier gran urbe de más de medio millón de almas. Pues bien, siguiendo esta misma lógica, me parece evidente, que es mucho más importante aumentar la eficacia operativa del bus que reducir o eliminar (salvo excepciones) los precios repercutidos a los diferentes usuarios.

Sin duda alguna, la EMT tiene ante sí desafíos tremendamente importantes y de enorme magnitud, tanto por el incremento de población, y aumento de la densidad urbanística, de nuestra capital y municipios adyacentes, como por los nuevos retos ambientales. Por eso, una actitud verdaderamente valiente, por parte del Alcalde, podría ser comenzar a introducir en el debate la posibilidad de dar reentrada a la iniciativa privada en algunas líneas, -más allá del bus turístico-, a fin de centrar los esfuerzos públicos en aquellas que, por sus características, proporcionan un mayor valor social que económico.

En definitiva, tanto en materia de transporte urbano, como en otros servicios, gestionar aproximándose a los criterios de mercado, aunque reduciendo los precios percibidos mediante subvenciones de aquello que se quiere incentivar parece el camino correcto para alcanzar los objetivos deseados.

 

viernes, 15 de diciembre de 2023

Dos formas de equidad y Milei

 

Dos formas de equidad y Milei

ultimahora.es

Tan pronto como hizo aparición el capitalismo impulsor del nuevo fenómeno del crecimiento económico, en las postrimerías del siglo XVIII, comenzaron a surgir las preocupaciones por la pobreza de aquellos que se quedaban más rezagados.

En este sentido, uno de los primeros filósofos políticos que trató el tema fue el original y excéntrico Jeremy Bentham (1748-1832), quien, por cierto, llevó su “doctrina utilitarista” lo suficientemente lejos como para, a su fallecimiento, hacer embalsamar su cuerpo a fin de que continuase siendo “útil” como icono de su Universidad. Y allí, en el hall del University College de Londres continúa.

El ideal utilitarista benthamiano se fundamenta en el principio simple de “la máxima felicidad para el máximo número de personas”. Un razonamiento que predica que los ingresos se tendrían que transferir desde los más ricos a los más pobres para -tendiendo a la igualdad- alcanzar la máxima felicidad para el máximo número.

Es decir, Bentham, y sus seguidores, entre los que destaca el ilustre John Stuart Mill, piensan que el dinero que se detrae de los ricos les quita una porción menor de felicidad que la que obtienen los pobres al recibirlo. De alguna manera, estos pensadores creían que la igualdad económica es uno de los pilares fundamentales para conseguir la eficiencia social.

Esta forma de pensar es la que impregnó las bases con las que se construyeron las modernas democracias occidentales, dando como resultado unos colosales aparatos estatales, que gestionan complejos sistemas tributarios progresivos y múltiples transferencias sociales que parecen no alcanzar la eficiencia anunciada.

Por ello, mucho más recientemente filósofos libertarios como John Rawls (1921-2002) y otros, nos han dejado una visión modificada del utilitarismo, puesto que según estos nuevos autores “a más reparto menos eficacia social”, ya que, a los descomunales gastos administrativos, gestionados por legiones de burócratas, hay que añadir los desincentivos que se crean para la participación en la vida productiva de la sociedad.

Por ello, de forma alternativa, Rawls propuso a inicios de la década de los 70 's del pasado siglo, “hacer a los pobres lo más ricos posible”. Es decir, hacer crecer “el pastel”, sin fijarse en cómo está repartido, puesto que sí los trozos relativamente más pequeños acaban siendo mucho más grandes se puede afirmar que se ha conseguido la deseada eficiencia social.

Robert Nozick, de Harvard, dio un paso más partiendo de la idea de que algo es justo si es el resultado de leyes justas. Y, en su opinión, la justicia obedece a unas escasas reglas básicas: el imperio de la ley, la protección de la propiedad y el derecho a transferirla de forma siempre voluntaria. De esta forma, sostienen estos pensadores, se solventan los problemas antes mencionados.

El experimento que el pasado domingo comenzó en Argentina puede resultar especialmente revelador, pues una vez fracasado el concepto de eficiencia de Bentham, nuestro pueblo hermano, ha elegido seguir el Rawls.

martes, 5 de diciembre de 2023

Con inflación, Zapatero hubiese continuado de presidente

 mallorcadiario.com

Con inflación, Zapatero hubiese continuado de presidente

Si la semana pasada reflexionamos, en estas mismas páginas digitales, sobre como la inflación ha favorecido que Sánchez renueve su mandato como presidente del gobierno (https://www.mallorcadiario.com/sin-inflacion-sanchez-no-seria-el-presidente-pep-ignasi-aguilo), hoy lo podemos continuar el razonamiento recordando cómo, precisamente, fue el estricto control inflacionario, básico para la fundación de la Unión Monetaria, el que acabó con la presidencia del también populista Rodríguez Zapatero.

Efectivamente, las líneas maestras de los gobiernos de aquel presidente no fueron muy distintas a las del actual. Desarrolló una política de corte clientelista-populista con un despliegue mediático tan importante que, a día de hoy, todavía perdura. Es verdad, que el nacionalismo catalán todavía no había dado sus pasos manifiestamente secesionistas, sin embargo, el camino ya estaba tan definido, para quien lo quisiese ver, que tan sólo faltaba que se produjera una situación de estancamiento económico, tal como después ocurrió.

Cuando la crisis estalló en 2007, la respuesta inmediata de Zp, como suele ser habitual en la mayoría de gobiernos, fue negarla y atribuir a terceros las correspondientes responsabilidades. De esta forma, el líder de la ceja, no tan sólo no modificó ni un ápice su política, ni en 2008, ni en 2009, ni en el primer semestre de 2010, sino que la agravó acelerando su populismo-clientelar característico. Y fue precisamente por este tipo de actuación, incompatible del todo con la política monetaria europea de aquel momento, lo que acabó obligándole rectificar y a humillarse ante los representantes de la ciudadanía con su triste discurso del 12 de mayo de aquel año 2010. Incluso ahora, resulta vejatorio volver a ver y escuchar su intervención en el Congreso de los Diputados. Nunca antes habíamos visto a un alto dirigente hacerse el harakiri de aquella manera.

Es, por tanto, razonable pensar que, sí durante esos años, el Banco Central Europeo hubiese desarrollado la misma política que adoptó después, financiando todos los déficits públicos que se le presentan, el ínclito presidente Zapatero hubiese podido seguir gobernando hasta las siguientes elecciones, presentándose a las mismas con el alegre optimismo que su extenso control de los medios de comunicación le pudiesen facilitaban.

Sin duda, el fenómeno inflacionario hubiese hecho su aparición antes, aunque tal como sucede ahora, la propaganda oficial se habría encargado de atribuir las culpas a cualquier hecho geopolítico de los que sucedieron entonces o, cómo no, al socorrido cambio climático. Por ello, también no es nada descartable, pensar que Rodríguez Zapatero no tan sólo hubiese podido finalizar aquella legislatura, sino que incluso, hubiese podido prolongar su mandato, al menos, durante la siguiente legislatura.

La revalidación del socialista, por supuesto, hubiese hecho imposibles las reformas que realizó el Gobierno de Rajoy, hasta que el gobernador Draghi puso las bases para el abandono paulatino de alguno de los elementos estatutarios del banco emisor. Sin embargo, sin esas, más o menos limitadas reformas, la recuperación de aquella legislatura probablemente no habría tenido la robustez suficiente.

Y es que como manifesté en el artículo de la semana pasada, la inflación es un instrumento que confiere mucho poder al ejecutivo de turno, por ser un tributo, con alta capacidad recaudadora, que no requiere ni de aprobación, ni de control democrático. Y es justamente por eso que, para el ciudadano, resulta esencial que el banco emisor actué con el máximo rigor en esta materia, sobre todo, como forma de preservar los valores democráticos y liberales de nuestras naciones.

De hecho, utilizando un lenguaje vulgar, se puede afirmar que el otorgar independencia a los bancos centrales equivale a “quitarle la máquina de hacer dinero” a los gobiernos. Ahora bien, esa independencia se tiene que preservar y mantener en el tiempo para que no se degrade, lo que tal vez es más mucho más difícil que iniciarla.

 

martes, 28 de noviembre de 2023

Sin inflación Sánchez no sería el presidente

 mallorcadiario.com

Sin inflación Sánchez no sería el presidente

El populismo clientelista necesita más recursos de los que se obtienen por medio de la recaudación tributaria ordinaria. Los políticos nacionalistas catalanes han sido unos maestros aventajados en esta materia, favoreciendo con generosidad a todo aquel que secunda su relato, gracias a la “restricción presupuestaria blanda” que permite el sistema de financiación autonómico. La Argentina, partidaria del ideario de Juan Domingo Perón, se resistirá con algo más que con uñas y dientes, a las iniciativas anti-inflacionistas anunciadas por su nuevo flamante presidente, seguidor de la Escuela Austríaca de Economía. En el País de la Plata la “restricción presupuestaria blanda” se materializa, precisamente, mediante el recurso a la emisión monetaria una vez agotadas sus posibilidades de crédito.

En este sentido, no es casualidad que Pedro Sánchez imite, y pacte, su acción política con el nacionalismo secesionista catalán, ni que simultáneamente apoye públicamente al candidato peronista Sergio Massa. Pues la forma de gobernar, del renovado presidente español, -una mezcla de clientelismo populista con corporativismo empresarial-, también necesita de una “restricción presupuestaria blanda” para crear la sensación de contar con un líder capaz de manejar un estado omnipotente.

Efectivamente, la inflación es un fenómeno monetario que otorga un poder inmenso, casi ilimitado, a quien posee la capacidad de crear dinero, o de recibirlo en primer lugar. Pues, permite que los gobiernos gasten más y más sin necesidad de tener que incrementar los tributos en magnitudes equivalentes. Con la inflación el gobernante puede esquivar uno de los controles parlamentarios más esenciales: el presupuestario-tributario.

Es cierto que, en el caso de los países miembros de la Unión Europea, el poder de crear dinero está en manos del Banco Central Europeo. Un organismo que estatutariamente goza de independencia con el objetivo declarado, precisamente, de evitar la inflación en refuerzo de la democracia más genuina. Sin embargo, ante la inestabilidad social experimentada con la crisis de 2008, poco a poco, la institución emisora ha ido dando preferencia efectiva al apoyo a los gobiernos nacionales, con independencia del tipo de política que éstos realizan. La siguiente crisis, derivada de la forma en que se gestionó la pandemia, no ha hecho sino corroborar esta línea de actuación del instituto monetario.

Por todo ello, sostengo que, si bien no se puede afirmar que Sánchez haya recurrido a la inflación, sí que la ha aprovechado para convertirse en el tipo de presidente que es. O, dicho de otra forma, sin la inflación Sánchez no sería presidente. Sin los ingentes recursos que el Banco Central Europeo detrae a los ciudadanos comunitarios en forma de degradación del Euro (sin ningún tipo de control parlamentario), los gobiernos se tendrían que haber ajustado sus respectivos presupuestos, es decir, a sus posibilidades reales, que por supuesto son limitadas.

Sin inflación el peronismo, sencillamente, no es posible. Y sin un sistema de financiación autonómica, que cree la ficción de una “restricción presupuestaria blanda”, el nacionalismo catalán tendría que ser mucho más responsable. Por cierto, esta blandura ahora se agranda muy notablemente con amnistías, rebajas de penas y condonaciones de la deuda.

En definitiva, como el sueño dorado de cualquier populista es poder saltarse los controles democráticos, incluido el principal encarnado en el propio parlamento, y como la inflación es el elemento que lo permite, al convertir en papel mojado cualquier restricción presupuestaria, se puede concluir que este fenómeno económico socava el correcto funcionamiento de las instituciones democracias.

Concluyo, por tanto, inclinándome a pensar, como ya he señalado, que Sánchez no es la causa del deterioro de nuestras instituciones políticas, sino el resultado de una trayectoria de las altas instancias europeas mucho más complacientes con las demandas de los gobernantes que con las de sus ciudadanos.

viernes, 24 de noviembre de 2023

martes, 21 de noviembre de 2023

Analizando al votante socialista

 Analizando al votante socialista

 mallorcadiario.com

Aunque en tiempos remotos voté socialista, hace décadas que dejé de hacerlo, situándome desde entonces en el espacio político de la derecha liberal, que, para mí, es sinónimo, sobre todo, de tolerancia. Quizás por eso, de tanto en tanto, intento reflexionar acerca de las motivaciones electorales alternativas. Además, por mi afición a la tertulia distendida, tengo la suerte de poder confrontar con las opiniones del votante izquierdista. Por supuesto, no pretendo hacer un estudio sociológico, sino simplemente organizar mi opinión personal sobre las motivaciones que percibo.

Pues bien, descartados aquellos que tienen un interés directo en la victoria del PSOE (por ejemplo, por ir en listas o esperar un cargo o un contrato) y aquellos otros que votan socialista “porque es su partido”, de forma similar a aquellos aficionados al fútbol que son del Madrid o del Barcelona, la inmensa mayoría lo vota por considerarlo la opción política que creen que mejor representa.

Pienso que la principal idea que les caracteriza es la de considerar que la organización social no debe realizarse en función de consideraciones mercantiles. O, dicho de otra forma, que la economía tiene que estar supeditada a la voluntad del poder político. Es por eso que aceptan de buen grado las injerencias gubernativas, aunque éstas conlleven una disminución de sus márgenes de actuación y, por supuesto, de las posibilidades del crecimiento económico; tal como pudimos comprobar durante la gestión de la pandemia. Esa misma motivación también les lleva a poner menos atención, que otros, en la marcha de las principales macromagnitudes del tipo déficit, deuda, PIB, etc, tal como ocurrió con el emblemático debate Pizarro-Solbes. De hecho, hasta que el empobrecimiento se manifieste con contundencia tenderán a aceptarlo, tal como ocurre en muchos países socialistas.

Desde luego, piensan que la voluntad política se plasma en leyes jurídicas, pero estás no tienen que convertirse en limitadoras absolutas de la voluntad de quien las ha alumbrado. El poder político tiene que prevalecer. Sobre todo, cuando se dan circunstancias extraordinarias como ocurrió con el COVID o ahora con los necesarios votos de Junts. No obstante, son conscientes de que se trata de una esas contradicciones con las que no hay más remedio que bregar, sin plantearse qué ocurriría si lo hiciese el adversario.

Prefieren poner énfasis en grandes metas comunes aceptadas como mayoritarias. Pues, aunque éstas sean notablemente abstractas, juegan el papel de utopías colectivas similares a las que configuraron el nacimiento del prístino socialismo Así, detener el cambio climático, atajar la desigualdad, fomentar la diversidad, etc., son los objetivos que más les motivan, con independencia de sus repercusiones económicas y de otro tipo. Incluso, estas ideas les proporcionan el confort de lo compartido, y, así mismo, les sirven como guía relajante en su día a día personal. Conducir un coche eléctrico, montar en bicicleta, regalar una muñeca a un hijo varón, o ponerle zanahorias y pimiento blanco en la merienda escolar, son actuaciones que les resultan especialmente gratificantes por acercarles al deseado objetivo. De igual manera, también sienten una considerable satisfacción sí el gobierno se las impone coercitivamente a sus vecinos. De hecho, están convencidos que la libertad individual tiene que estar supeditada a tales fines.

Siguiendo esta misma línea, en materia de servicios públicos, con frecuencia, piensan que es más importante la titularidad de los mismos que los resultados obtenidos. Así, los medios de comunicación socialista, para juzgar una determinada gestión de los mismos, pondrán más énfasis en casos particulares elevados a la categoría de característicos, en vez de en los indicadores contrastados. De igual forma, la implementación del Salario Mínimo Vital genera más proporción de votos izquierdistas entre aquellos que no la perciben que entre sus destinatarios. La ley, del sólo sí es sí, y otras feministas, las perciben cómo avances con total independencia de sus consecuencias.

El que los gobiernos izquierdistas se autodenominen de progreso, no sólo es para atraer votantes, sino también porque muchos de ellos, sinceramente, creen militar en el avance de la historia. Con frecuencia valoran muy poco las tradiciones propias de la cultura occidental, prefiriendo aquellas vinculadas a nuevos nacionalismos o indigenismos, pues las sienten menos contaminadas. De esta forma, consideran que algunas de nuestras instituciones más básicas han de ser superadas, por muy arraigadas que estén. Tal puede ser el caso de la familia, de las fiestas religiosas, o del concepto de comunidad nacional, etc. Incluso pueden llegar a pensar que todo aquel no sigue sus pautas es una rémora en el camino hacia la utopía. Sus líderes, imbuidos de técnicas de marketing, optarán por calificarlos de negacionistas o, en el extremo, de fachas, términos que, gracias a Dios, son todavía poco utilizados por los simples votantes.

No obstante, aceptan de muy buen grado el énfasis puesto en la propaganda y el control de los medios de comunicación por parte de su partido, pues en cualquier caso son partidarios de remover el pensamiento de los discrepantes para poder alcanzar, con la urgencia requerida, sus elevados objetivos. Tampoco muestran rechazo a las técnicas de ingeniería social.

En definitiva, pienso que el votante socialista, -el que no está directamente involucrado en el triunfo del PSOE-, prefiere una sociedad ordenada por un líder que, a modo de rey-filósofo platónico, sea capaz de entender las preferencias sociales del momento, para así imponer el rumbo colectivo a seguir por todos. Rechazando, claro está, la idea de la mano invisible de Adam Smith, según la cual puede existir una armonía espontánea entre los distintos grupos sociales basada en la libertad de poder establecer cada uno sus objetivos individuales.

Por todo lo anterior, desde el respeto al votante socialista, aunque también desde la discrepancia, me inclino a pensar que los cambios de opinión de su actual voluble líder, no tendrán consecuencias electorales relevantes mientras éstas no modifiquen los utópicos objetivos que gustan perseguir.

martes, 14 de noviembre de 2023

Sánchez potenciará els Països Catalans

 Sánchez potenciará els Països Catalans mallorcadiario.com

 Sánchez va a dar comienzo a la legislatura más imprevisible de nuestra historia reciente. Sin embargo, su norte será el mismo que hasta ahora, es decir, la exclusión paulatina, pero constante, del partido que puede ser alternativa de gobierno, es decir, el PP. Lo hará siguiendo la misma hoja de ruta, que, en este sentido, ha tenido éxito en Cataluña, el Tinell. Un Tinell muy reforzado, ahora, por la participación directa de todo el secesionismo catalán.

Lo lógico es esperar que esta exclusión del PP continúe avanzando progresivamente con la finalidad de mantener la apariencia de democracia y que, por tanto, nominalmente siga existiendo una oposición. Pero evitando toda posibilidad de alternancia, tal como ya ocurre en el Principado. No descartemos ver a este camaleónico presidente envejecer en el cargo, tal como ocurrió con Pujol. Y no será por su espíritu democrático que, en cualquier caso, no dejará de proclamar.

Por su parte, el separatismo catalán es inteligente y, tras la amnistía, lo más probable es que aparque temporalmente la demanda del referéndum de autodeterminación a fin de fortalecer sus posiciones. Sabe que tiene tiempo de sobra para hacerlo, manejando los hilos del ambicioso y narcisista Sánchez. Así, considerarán que es mejor seguir ganando terreno, tanto en su propia comunidad como en las aledañas. Por eso, me inclino a pensar que el paso siguiente en la hoja de ruta separatista será otorgar “carta de naturaleza” al "Països Catalán" .

Es cierto que en Valencia y en Baleares gobierna, precisamente, el PP, opuesto a tal concepto. Pero precisamente por ello, los perdedores coaligados lo pueden utilizar a modo de "Caballo de Troya". No olvidemos que las entidades que lo promueven siempre han recibido cuantiosos recursos económicos, lo que les permite aparentar mucha más importancia de la que realmente tienen.

Para empezar, esas entidades, tanto en Baleares como en Valencia, contarán con buena parte del nuevo dinero autonómico de la Generalitat. El proselitismo secesionista se convertirá en una opción de vida para muchos, tanto si estaban convencidos previamente, como si no era así. Pero es que, además ahora, tendrán posibilidades reales de contar también con algún tipo de legislación nacional que les refuerce.

Una de las labores de este tipo de organizaciones parapolíticas es la de promover el victimismo poniendo el foco en algún caso particular, que, de otro modo, tendrían una importancia menor. Tal vez, incluso, ahora puedan contar con la ayuda de una fiscalía que ya sabemos de quien depende. Me atrevo a pronosticar que veremos multiplicarse los agravios. También, aunque se hará de forma subrepticia el amedrentamiento a los contrarios. Por supuesto, el apéndice del PSOE local, el PSIB, se mostrará raudo, y encantado, en utilizar este tipo de argumentación en sede parlamentaria, le habrán hecho la mitad de su trabajo. El resto de partidos coaligados del bloque también.

Desde luego, no hay que descartar que estas organizaciones, pasen recibir amplia cobertura mediática, más allá de sus terminales habituales vinculadas al catalanismo, tanto, por ejemplo, de Televisión Española, como de los poderosos medios socialistas, lo que los puede animar a realizar movilizaciones. Y, desde luego, utilizarán su reforzado poder económico para incentivar la voluntad de participación de aquellos que tienen más proyección mediática. Así mismo, también se intentará dividir la opinión de aquellos otros que se sienten más próximos a la derecha. Pues, por supuesto, siguiendo esta taimada estrategia, tal vez, habrá votantes del PP se sientan seducidos, sobre todo a aquellos que, en su día, admiraron a Jordi Pujol.

De esta forma, si la estrategia de desgaste de los gobiernos autonómicos del PP muestra señales de algún tipo de éxito inicial es posible que Sánchez acabe acariciando la idea de alumbrar algún tipo de nueva institución suprarregional, con independencia de su encaje constitucional, que para eso ya ha movido sus peones, para reforzar esta clase de actuaciones.

En definitiva, aunque no podemos saber con seguridad por donde transitará la todavía nonata legislatura, sí podemos pensar, razonablemente, que algunas cosas pueden tener una clara tendencia a suceder. Y una de ellas será el intento de reforzar ese instrumento típico del secesionismo llamado "Països Catalans", incluso aunque Sánchez todavía no lo sepa.

 

martes, 7 de noviembre de 2023

El crecimiento económico fue un empujón para la democracia

 El crecimiento económico fue un empujón para la democracia

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En nuestra historia común más reciente hay una efeméride de gran importancia que, sin embargo, no se quiere recordar por haber ocurrido durante el franquismo. Me refiero al Plan de Estabilización de 1959 que cambió el rumbo de nuestro país, y, por descontado, el de nuestro archipiélago. Alberto Ullastres, Mariano Rubio, López Rodó y otros tecnócratas de la época imprimieron un giro crucial a la maltrecha economía del momento. Lo hicieron a pesar de la resistencia de buena parte del régimen y de las reticencias del propio General, pues fueron esas reformas las que generaron una creciente demanda de más libertad y participación que acabaría desembocando en la actual democracia.

La liberalización que entonces se puso en marcha, -inspirada en las actuaciones alemanas de Ludwig Ergard en 1948-, promovió una clara mejora de las condiciones de vida materiales de la sociedad española. Europa se convirtió en el horizonte hacia el que navegar. El crecimiento del PIB alcanzó guarismos que ahora consideraríamos asiáticos, sacando de la pobreza a amplias capas de la población y permitiendo un ascenso social colectivo que, lógicamente, se tradujo en un deseo de más cultura y participación política.

El cambio de régimen se produjo en medio de la tormentosa crisis inflacionaria de los setenta, en buena medida, porque nadie estaba dispuesto a volver atrás. Así, los miembros de los primeros gobiernos de la nueva democracia siguieron impulsando más reformas económicas, en la misma dirección de aquellas anteriores capitaneadas por los viejos tecnócratas que habían sido sus maestros. Paralelamente el sistema democrático se continuó afianzando a medida que el PIB prolongaba su etapa de crecimiento, aunque, lógicamente, de forma más moderada.

El nuevo siglo, con la crisis de 2008, acabaría desviando esa trayectoria virtuosa de más crecimiento y más democracia. Es cierto que la rectificación del presidente Zapatero, su posterior sustitución por la mayoría absoluta de Mariano Rajoy y los principios básicos que todavía guiaban la política económica UE, a muchos nos hicieron pensar que el desvío era sólo momentáneo. Ingenuamente creímos que las reformas pertinentes se podían llevar a cabo, sobre todo porque compartimos un buen acervo de experiencias acumuladas. No fue así.

El famoso “whatever it takesde Mario Draghi sirvió para que los gobiernos de la Unión abandonaran sus pretensiones reformistas. Europa, con el único y extraño liderazgo del gobernador italiano del BCE, poco a poco fue recuperando las viejas fórmulas monetarias que favorecen el poder de los ministros y primeros ministros en detrimento de la gente. Por ello, seguramente, la Unión también fue dejando de ser aquel horizonte hacia el que fijar el rumbo nacional, el Brexit parecía confirmarlo.

A partir de 2015, la irrupción de nuevos partidos de corte más extremista, socavó mucho más el binomio crecimiento y democracia. No tan sólo fue así, sino que incluso se inició un proceso de cambio en el mismísimo concepto de democracia. De esta manera, las fórmulas para alcanzar el crecimiento económico, lentamente comenzaron a salir fuera del centro del debate público; el propio objetivo solo se menciona para ser cuestionado. Al mismo tiempo la democracia va dejando de basarse en los fundamentos de la libertad individual.

Pienso que no es casualidad la simultaneidad de ambos fenómenos. Los objetivos de la Agenda 2030, loables en principio, se utilizan a modo de dogmas religiosos que impiden el debate y permiten marginar al disidente calificándolo de negacioncita, y facultando a la política, y a sus dirigentes, a invadir más y más áreas que la democracia genuina antes consideraba privadas.

El estancamiento económico hace aflorar los intereses antagónicos de los distintos grupos sociales, lo que lleva a que cada uno de ellos intente imponer su narrativa en beneficio propio. El debilitamiento de las instituciones democráticas convierte la lucha en un peligroso juego en el que el perdedor corre el riesgo cierto de salir del tablero.

En definitiva, la novedad que nos ha traído la segunda década del siglo XXI es la ruptura del binomio crecimiento-democracia, así como la pérdida de los contornos definidos en el horizonte europeo, dificultando fijar el rumbo. El viejo impulso económico de 1959, que se convirtió en el primer paso hacia la democracia en España, está desvaneciendo.

martes, 31 de octubre de 2023

Juedeofobia izquierdista

 Juedeofobia izquierdista

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A raíz de los deleznables atentados recientemente perpetrados por la organización terrorista que gobierna Gaza, hemos podido constatar el claro anti-semitismo de la izquierda. Así, por ejemplo, los miembros más radicales y extremistas del actual gobierno de España se han posicionado con contundencia contra la democracia israelí, mientras que el resto se ha limitado a evitar hacer lo propio utilizando un lenguaje ambiguo y poco preciso tendente a la equidistancia.

Ante la brutal crueldad y maldad demostrada, la pregunta es ¿Por qué esta sistemática judeofobia de la izquierda internacional y española? ¿Por qué quienes dicen defender a colectivos que han sufrido algún tipo de marginación en el pasado no hacen lo propio con los judíos? ¿Por qué aquellos que acusan a los demás de un montón de fobias, padecen ésta?

Por supuesto, el antisemitismo ha estado secularmente muy arraigado en la Europa cristiana. A los judíos se les ha culpado de casi todo, desde la muerte de Jesucristo, a la peste negra. Sin embargo, la judeofobia izquierdista no se fundamenta en esa clase de prejuicios, sino en otros más recientes. Ciertamente, la permanente diáspora, que convirtió al pueblo de Israel en judío, les impidió el arraigo suficiente a cualquier otra patria concreta, de forma que muchos europeos los consideraron extranjeros ajenos a su comunidad. Un fenómeno que se agravó con el auge de los nefastos nacionalismos europeos del siglo XX.

La diáspora obligó a la comunidad judía a optar por dedicaciones profesionales que manejaran valores económicos muy concentrados, pues, en cualquier momento, una razia o un pogromo les impedía continuar en el lugar de sus padres o de su propia infancia. Así, pasaron a valorar especialmente bienes inmateriales como la cultura y saber en todos los campos del conocimiento, aprovechando mucho el espacio abierto por librepensamiento ilustrado. Probablemente este es uno de los motivos por los que la ciencia y las artes tengan tantos y tantos protagonistas judíos.

De igual manera, siempre han considerado que la familia, nuclear y extensa, proporciona los únicos vínculos suficientemente sólidos en los cuales confiar en caso de necesidad. Un tipo de familias que se apoya necesariamente en la virtud del ahorro, es decir, en la abstención del consumo para afrontar las múltiples eventualidades a la que su condición afuerierinos les empuja.

Cuando el capitalismo comenzó a despegar, la conjunción de estudio, cultura, familia y ahorro se convertirá en una lanzadera para algunos miembros de la comunidad. Algo que, sin embargo, acabará generando nuevos recelos. Por ejemplo, los Rothschild pudieron convertirse en lo que son gracias a ser varios hermanos situados en ciudades de diferentes países. Fue la confianza en sus fuertes lazos fraternales, unida a su preferencia por el ahorro, y su elevado nivel cultural lo que les permitió realizar operaciones financieras de ámbito internacional en una época en donde la inseguridad, los engaños, los fraudes y la guerra eran las características más extendidas entre estados.

Muchas otras familias judías siguieron caminos similares, aunque de menor dimensión. Y la mayoría, por supuesto, llevó una vida muy similar a la de sus vecinos cristianos. Pero personajes como el ínclito Karl Marx, a pesar de ser el mismo judío, identificó al pueblo hebreo como un ser dedicado al dinero.

Marx construye una cosmovisión, de gran influencia, cuya principal característica es la división del mundo entre buenos y malos. Una visión que ha heredado toda la izquierda a modo de religión, puesto que su razón de ser es negar la posibilidad de la existencia de cualquier tipo de armonía social colectiva. El capitalista es el malo; el proletario el bueno, y de igual forma el judío, como si todos fueran Rothschild, también es el malo, así que quien lo limita o combate es bueno.

Ahora la izquierda de las identidades, rechaza los principales valores judíos aquí mencionados. Rechaza la familia tradicional unida por vínculos indestructibles, rechaza la cultura del esfuerzo, el saber y el ahorro, rechaza la tradición, rechaza la posibilidad de la coexistencia armónica entre grupos sociales sin intervención del estado, y, por eso mismo rechaza la libertad necesaria para que fructifique la ciencia, prefiriendo la emocionalidad, etc. En definitiva, pocas cosas son menos woke que la tradición judía.

Tras el holocausto se crea el nuevo estado de Israel, en un intento de que el pueblo judío, o al menos una parte de él, vuelva a ser el pueblo de Israel. Allí, una vez más, los valores mencionados contribuyen a crear vergeles en los desiertos, y, poco a poco, el pequeño país se convierte en uno de los más exitosos en materia de patentes, avances científicos, sostenibilidad y calidad de vida. Su genuina democracia, aunque, como todas, no está exenta de integrismos, le proporciona la fortaleza moral necesaria.

Por todo ello, la judeofobia izquierdista se transforma también en fobia a Israel, tal como estamos viendo con especial intensidad estos días. Ahora bien, la auténtica cultura europea es la conjunción de la espiritualidad de Jerusalén, la racionalidad ateniense y el derecho nacido en Roma. Por lo que podemos concluir que lo que le ocurre a la izquierda woke, en realidad, es que odia a Occidente.

martes, 24 de octubre de 2023

Occidente pendiente de… Argentina

 Occidente pendiente de… Argentina

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Mientras la práctica totalidad de las democracias occidentales, incluido los Estados Unidos y la Unión Europea, descienden paulatinamente hacia la disolución de sus principios fundacionales abrazando un neo-dirigismo estatista que recuerda mucho al destructor peronismo; la propia Argentina parece que puede estar a punto de iniciar un auténtico cambio de trayectoria política, que puede marcar un antes y un después mucho más allá de sus fronteras.

Ciertamente, desde los tiempos del general Juan Domingo Perón y de su esposa, la idolatrada Evita, el país de la plata no ha levantado cabeza, constituyendo un misterio que ningún economista gubernamental, o del establishment, ha conseguido desvelar. Un país con excelentes recursos naturales y humanos que, sin embargo, se hunde progresivamente en la más extraña miseria obligando a muchos de sus ciudadanos a abandonar su tierra o a sufrir unas injustificadas penurias fruto de una desesperante decrepitud político-moral.

El proceso electoral en curso está siendo diferente por la arrolladora personalidad de un peculiar candidato que aporta una bocanada de aire fresco para todo Occidente. Javier Milei, como profundo conocedor de la contra-intuitividad de la economía, se ha dedicado a desenmascarar la monumental mentira de la pretendida justicia social del consenso progre-izquierdista. Lo ha hecho con una combinación de histrionismo pedagógico que ha cautivado a muchos jóvenes, quienes ya se creían perdedores natos con la única y triste aspiración de encuadrar en algún plan asistencialista.

Ha defendido el liberalismo clásico, no sólo por sus superiores resultados económicos, sino, sobre todo, por sus sólidos principios morales. ¡No hay progreso sin libertad! Con ello ha roto el mito según el cual los académicos son incapaces de transmitir las contundentes ventajas liberales a las masas electorales. Sus apariciones en televisión, combinadas con las clases magistrales ofrecidas a pie de calle en sustitución de los tradicionales mítines, le han otorgado una tremenda popularidad que también está sirviendo para dar a conocer al gran público los principios económicos básicos.

Por supuesto, el establishment lo intenta desprestigiar por tierra, mar y aire. No ahorran ni medios, ni medias verdades, ni, directamente, mentiras. Maliciosamente lo comparan con Trump o con Bolsonaro, a pesar de sus grandes diferencias resultado de su muy superior formación y bagaje cultural. También lo han acusado de delitos que pretendían su detención. Pero Milei no es un loco con una motosierra, su capacidad argumentativa no se apoya, a pesar de sus permanentes exageraciones, ni en la demagogia inconcreta habitual, ni en la ocultación de datos tan al uso, sino en la reflexión coherente y detallada, por tanto, asumible por todo aquel que le escucha. Por eso mismo, este excéntrico aspirante a presidente, ha dominado en todo momento la iniciativa durante toda la campaña electoral. El resto de candidatos y candidatas no han tenido otra alternativa que situarse a su rebufo.

La victoria de Milei, si se llega a producir, constituirá necesariamente un hito para todos los que compartimos la gran nación española en ambos hemisferios, pero también para el resto de democracias pues, en buena medida, habrá resuelto el viejo dilema que planteó Jacques Delors durante su mandato como presidente de la Comisión Europea en los años de la Gran Recesión: “Sabemos lo que tenemos que hacer, pero no sabemos cómo hacerlo”, refiriéndose a lo difícil que resulta electoralmente aplicar las reformas que fortalecen la economía.

El fenómeno Milei es un caso único porque para que se produzca es necesario que se den toda una combinación de factores poco comunes. Un candidato con una personalidad muy peculiar que mezcla un profundo conocimiento doctrinario sobre temas económicos, de filosofía moral y de práctica financiera -que sólo se adquiere tras años de estudios y experiencias-, con un carácter marcadamente televisivo de showman algo estrambótico. Al mismo tiempo, y a pesar de sus cualidades, la trayectoria de su vida no le tiene que llevar a sentirse parte del sistema. Además, por lo arriesgado de su apuesta, tiene que carecer de vínculos personales que supongan ataduras que le limiten. ¡Literalmente se la está jugando!

Desgraciadamente, a pesar de todo lo dicho, una gran mentira atractiva puede seducir más que la verdad, aun sabiendo que es mentira; tal como tal como nos sucedió a los españoles de aquí cuando el debate Solbes-Pizarro de inicios de 2008, o tal como les sucede una y otra vez a nuestros compatriotas catalanes. Por lo que no sería nada extraño que los argentinos acaben decantándose por el desastroso neo-peronismo. Ese es el poder del realismo mágico que reviste los intereses de la élite con los ropajes del interés general.

Pero, en definitiva y, en cualquier caso, sea quien sea el próximo presidente argentino, y con independencia de los éxitos o fracasos que pueda alcanzar quien ostente tan alta magistratura, Milei ya nos ha proporcionado a todos - incluidos a los progres neo-peronistas- un acervo de fundamentales referencias y argumentos a la hora de “vender” políticamente las bondades de las reformas necesarias para mutar el camino descendente de cualquier sociedad en otro ascendente.

 

martes, 17 de octubre de 2023

Las raíces centrífugas de la política española

 Las raíces centrífugas de la política española

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Desde hace tiempo sostengo que dos de las principales raíces de las tendencias centrífugas de la política española residen en dos leyes orgánicas, es decir, con rango inferior a la Constitución. Por eso mismo, echo de menos que los partidos más sensatos del arco parlamentario no las mencionen. Pues, el mero hecho de ponerlas sobre la mesa supondría un gran paso a la hora de centrar los debates.

En primer lugar, el sistema de financiación autonómico, al repartir los grandes tributos entre la administración central y las comunidades, en vez de asignar titularidades claras, provoca una casi total falta de transparencia a la hora de establecer responsabilidades. Es decir, genera un muy perverso efecto, que sistemáticamente ha sido aprovechado por aquellos con actitudes más desleales, como es el caso de los populismos-nacionalistas.

Como el nacionalismo vasco no participa del sistema de financiación ordinario, éste siempre ha estado supeditado a las demandas de los grupos nacionalistas catalanes. Es decir, que han sido estos últimos los que han ido configurando el sistema. Mientras que, por su parte, el gobierno central de turno se ha limitado a evitar que ninguna otra comunidad autónoma perdiera con cada modificación. El resultado ha sido que cada vez que se revisa, sin alterar sus principios básicos, acaba perdiendo el sufrido contribuyente, es decir, todos nosotros, en beneficio de las élites locales.

La normativa electoral, por su parte, conduce a que partidos con muy escasa representación y que, incluso, la ven disminuida de convocatoria en convocatoria, acaben teniendo la llave de la gobernabilidad nacional. Una vez más, éste vuelve a ser el caso de los partidos nacional-populistas. Así, por ejemplo, en la actual legislatura, Junts con tan sólo 7 escaños, de los 350 que se reparten en el Congreso de los Diputados, puede imponer sus condiciones. Dicho de otra manera, nuestro sistema electoral no representa correctamente el juego de las mayorías.

Tal como determina la doctrina política, el parlamento no debería ser, de ningún modo, un congreso de embajadores que defienden intereses territoriales, sino una asamblea deliberante en la búsqueda del bien común del conjunto de la nación. Sin embargo, este esencial principio se rompe desde el momento en que la normativa electoral favorece políticamente a aquellos que deciden actuar de forma desleal, tal como viene ocurriendo a lo largo de todo el periodo democrático.

Así mismo, es la normativa electoral la que ha provocado que desde la Gran Recesión los grandes partidos no hayan sido capaces de satisfacer a todo el electorado su espectro político, favoreciendo la aparición de partidos más radicales y, por tanto, con tendencia a la desestabilización. Una desestabilización que acaba traduciéndose en un gobierno que funciona recurriendo sistemáticamente a la utilización de los decretos leyes para reducir el papel propio del propio poder legislativo.

Ninguno de los dos problemas mencionados es nuevo. De hecho, pienso que Sánchez, con su firme decisión de hacer lo que sea para “comprar los votos” necesarios para su investidura personalísima, está culminando un camino emprendido hace tiempo atrás.

Por supuesto, ni una ni otra normativa serían problema si existiera un mínimo de lealtad institucional. Pero, lo cierto y verdad es que ésta desapareció tan pronto el llamado "espíritu de la transición" finalizó su ciclo. La política es la lucha descarnada por el poder. Eso sí, con la ventaja que en democracia se canaliza a través del imperio de la ley… siempre y cuando sus actores se crean en esas leyes.

¿Por qué, entonces, no se han abordado estos dos grandes problemas cuando esas fuerzas centrífugas hace décadas que son observables para cualquier espectador? Aunque siempre es arriesgado lanzar hipótesis sobre los comportamientos de organizaciones opacas, como son los partidos, sinceramente, pienso que, por confiar indolentemente, y cómodamente, en los límites establecidos en la Constitución en algunos casos, y en otros para aprovechar a su favor el viento que generan.

Ahora bien, la propia Constitución se comenzó a estirar como un chicle tan pronto como con la expropiación de Rumasa, al inicio del largo mandato de González. Luego Zapatero hizo lo propio con el asunto de la violencia de género. Y Sánchez no ha parado de hacerlo para poder mandar con un grupo socialista muy disminuido. Es por eso que considero que las fuerzas impulsadas por las dos citadas leyes orgánicas están demostrando tener más fuerza que la propia Carta Magna.

En cualquier caso, esperar lealtad institucional en la política es, como dicen los catalanes “somiar truites”. Sin una reflexión colectiva seria sobre estas trascendentales cuestiones, lo lógico es esperar que las fuerzas centrífugas continúen operando en la misma dirección, incluso hasta el punto de arrinconar en la marginalidad a aquellos partidos que se oponen a ellas. 

lunes, 16 de octubre de 2023

Los 15 misterios del Santo Rosario de la Bonanova en Palma de Mallorca

 

Desgraciadamente, uno de los monumentos se encuentra en lo que actualmente es un jardín privado. Y una de las escenas ha sido saqueada.














magnificat.ca Misterios gozosos:
  1. 1.-La Anunciación – Pidamos la virtud de la humildad.
    2.-La Visitación – Pidamos la virtud de la caridad.
    3.-El nacimiento de Jesús – Pidamos el desprendimiento de las cosas pasajeras.
    4.-La Presentación de Jesús en el Templo – Pidamos la virtud de la obediencia.
    5.-La pérdida y recuperación de Jesús en el Templo – Pidamos buscar la complacencia de Dios en todas nuestras acciones.

     

    Misterios dolorosos:

    6.-La agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní – Pidamos la contrición perfecta de nuestros pecados.
    7.-La Flagelación de Jesús – Pidamos la virtud de la mortificación.
    8.-La Coronación de Espinas – Pidamos la renuncia a nuestro juicio.
    9.-Llevar la Cruz – Pidamos llevar la Cruz con gran amor.
    10.-La Crucifixión y Muerte de Jesús – Pidamos la perseverancia final, la conversión de los pecadores y la liberación de las almas del Purgatorio.

     

    Misterios gloriosos:

    11.-La Resurrección de Jesús – Pidamos la virtud de la fe.
    12.-La Ascensión de Jesús al Cielo – Pidamos un gran deseo para el Cielo, nuestro único Hogar.
    13.-La Bajada del Espíritu Santo sobre la Santísima Virgen y los Apóstoles – Pidamos los dones y frutos del Espíritu Santo y la fidelidad a sus inspiraciones.
    14.-La Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo – Pidamos verdadera devoción a tan buena Madre.
    15.-La Coronación de la Santísima Virgen María en el Cielo – Pidamos la perseverancia en la gracia para ser coronados un día en el Cielo.





Diariodemallorca.es El santuario de Palma dedicado a la Virgen es el de la Bonanova, el cual ha sido mimado por los palmesanos durante siglos. Por todo ello trazamos algunas notas históricas sobre este bello lugar. De inmemorial, el barrio de la Bonanova formó parte de la caballería de Son Vich -que desde el siglo XVII perteneció al conde de Ayamans- y que a su vez formaba parte de la baronía del obispo de Barcelona. El oratorio perteneció a la parroquia de Santa Cruz como vicaría hasta que se constituyó la parroquia de Génova.

Parece ser que los orígenes de santuario de la Bonanova se remontan a una humilde ermita del siglo XIV dedicada a San Antonio Abad, padre de los anacoretas. De todas formas, la denominación del lugar se documenta por primera vez en el siglo XVII. Se conserva una concesión del Papa Clemente X, suscrita en Santa María la Mayor en 1675 por la cual se otorga indulgencia plenaria para quien visite la capillam Sancte Marie de buena nueva. En 1687, Margarita de Santacilia y Desclapés subastó el predio de la Bonanova, también conocido como s´Ermita, y lo adquirió D. Gabriel Mesquida, arcediano de la Catedral.

La propiedad estaba bajo alodio y dominio directo de D. Jerónimo Gual-Desmur y de Togores como sucesor del fideicomiso del conde de Ayamans. Finalmente en 1694, los padres Carmelitas lo adquirieron por subasta.

En el siglo XVII, la ermita tenía una capilla de la Virgen, y por tanto ya había entrado en el conjunto devocional mariano de Palma. El oratorio cambió la advocación de San Antonio por la de la Virgen del Carmen. Sin duda, la llegada de la familia del Carmen dio un fuerte impulso al culto y devoción de la Virgen de la Bonanova. También condicionó la decoración interior del oratorio en el que aparecen cuadros relacionados con los carmelitas. Aquí encontramos representados a San Elías, San Alberto y San Franco, o también el gran tema carmelitano-escapularista, la visión de la Virgen del Carmen al General de la Orden con la entrega del Santo Escapulario.

Hacia 1794, el oratorio se remodeló de forma importante gracias a la donación de la marquesa de Sollerich, doña Magdalena Gual y del Barco, que pasaba largas temporadas en su finca de Son Gual cercana al oratorio y se había convertido en ferviente devota de la Virgen de la Bonanova. Años más tarde llegó la desamortización de Mendizábal, que desposeyó, en 1836, a los carmelitas de su convento de Palma y de su pequeño santuario mariano. A pesar de todo, la devoción y culto a la Virgen de la Bonanova continuó. En 1837, los palmesanos pidieron autorización al obispo para instalar la Reserva del Santísimo en la iglesia y en 1877 incluso fue necesario ampliar el templo, que se realizó a partir del proyecto de D. Pedro de Alcántara Peña. La virgen que preside la iglesia es obra del escultor Luis Font Martorell, la cual fue costeada por todos los vecinos en acción de gracias por no haber sido contagiados del cólera que asoló la ciudad en 1865. Esta virgen vino a substituir una más antigua que había sido regalada por la marquesa de Sollerich.

Cuando a principios del siglo XX llegó el nuevo párroco de Génova y custodio de la Bonanova, D. Francisco Vives Ordinas -primo de D. Juan March Ordinas-, capitaneó la aspiración de los vecinos de construir cinco monumentos donde aparecieran repartidos los quince misterios del Santo Rosario. Un día que el obispo de Mallorca, D. Gabriel Llompart, hacía uno de sus paseos habituales por el Santuario de la Bonanova, se encontró con D. Francisco Vives, que aprovechó para hablarle del tema. El obispo quedó entusiasmado, y se dio el pistoletazo de salida al proyecto de los misterios.

El día de San Sebastián de 1930 se envió una circular a todos los vecinos pidiendo donativos para financiar las obras. Los propietarios de Son Buit cedieron los terrenos. En agosto ya se había construido el primer monumento, proyectado por el arquitecto diocesano D. José de Oleza, a excepción del mosaico cerámico que realizó, 19 años más tarde, D. José Pons Frau, de la Escuela de Artes y Oficios. El año siguiente, antes de proclamarse la II República, se construyó el quinto monumento, el de mayores dimensiones, también diseñado por Oleza y con azulejos de Pons Frau. En la parte superior están las armas de la ciudad, pues fue Cort quien lo financió. Con la República el proyecto se paralizó y no se reanudó hasta 1963. A partir de entonces se hicieron los demás monumentos.

Pese a la gran actividad constructora de la Bonanova de los últimos años y de la lastimosa pérdida de buena parte del paisaje, el Santuario de Nuestra Señora de la Bonanova conserva un cierto alo de espiritualidad que nos permite seguir subiendo por la empinada cuesta de la calle Bartomeu Pons sabiendo que al llegar al oratorio tendremos nuestra recompensa.