lunes, 27 de octubre de 2008

Nuevos nichos de mercado para diversificar la oferta de las Baleares

Al hablar de nuevos nichos de mercado que entronquen con nuestros sectores más tradicionales, es fácil pensar en el llamado “turismo médico”. El turismo de salud, también conocido como turismo médico, ofrece una nueva forma de acceso y acercamiento a procedimientos médicos, dándoles a los pacientes la oportunidad de relajarse en un ambiente de tipo vacacional mientras se recuperan o esperan sus intervenciones médicas. El turismo médico, tal como por ejemplo la odontología, fisioterapia u otras especialidades, ofrecen a los ciudadanos internacionales procedimientos quirúrgicos y convalecencias con estándares de de muy alta calidad.


Ciertamente el concepto de turismo de salud es uno de los fenómenos de más rápido crecimiento en la industria médica. Actualmente turistas de todas partes del mundo reciben ofertas de muchos servicios médicos, incluyendo cirugía, fisioterapia, odontología, estética y cosmética, entre otras. Incluso se puede afirmar que países de América Central como Panamá y Costa Rica, o incluso México, están realizando apuestas decididas en este campo.


Los motivos del auge de este particular sector son varios, y conviene tenerlos muy presentes, pues se trata de tendencias sociales generales que, sin duda, tendrán su reflejo en nuestro entorno más inmediato. Aunque ahora, al objeto de simplificar nuestro breve análisis, vamos a resaltar únicamente dos de esas motivaciones.


Por un lado, se observa un importante crecimiento del gasto per cápita en temas médicos y de salud. Efectivamente, si en 1970, es decir, hace sólo una generación, el gasto medio en salud en la OCDE se podía estimar entorno a un 5% del PIB de los países miembros, la última estimación de 2007 supuso un 9%, es decir, un crecimiento espectacular.


En los países mejor posicionados, como en el caso los EEUU, se multiplicado por ocho su gasto en salud entre 1980 y la actualidad. Este importante auge del sector está provocando que sus costes aumenten a una tasa claramente superior a la inflación de cada nación. Y es previsible que a medida que las poblaciones más educadas y exigentes vayan requiriendo nuevos servicios médicos, los costes se vayan incrementándose de forma exponencial. Lo que ya está generando problemas financieros a gobiernos, aseguradoras y particulares. No es extraño, pues, que uno de los puntos más calientes de la actual campaña presidencial norteamericana esté protagonizado por la gestión de la salud.


Al mismo tiempo se está viviendo un proceso en donde las familias alejan paulatinamente de sus formas clásicas, adoptando otras nuevas o, en muchas ocasiones, desapareciendo, dejando de proveer “cuidados familiares”. El fenómeno ha sido bautizado por el estudioso de los fundamentos sociales de las economías post-industeriales Gøsta Esping-Andersen como el proceso de des-familiarización. Este fenómeno supone que servicios que antes quedaban en el interior del núcleo familiar, como el cuidado del convaleciente, tiendan a adquirirse en el exterior.

La conjunción de ambos fenómenos da lugar a una demanda de servicios médicos que crece a medida que lo hace la renta de cada país, de una forma claramente exponencial. Lo cual responde a la lógica de lo que los economistas llaman “bienes de alta elasticidad-renta”, al ámbito de los cuales pertenece la sanidad.


En este sentido, los lugares vacacionales tradicionales se muestran como zonas ideales para pasar un periodo de convalecencia, recibiendo toda la atención sanitaria precisa y de calidad en entornos amables, tanto en clima como en cuanto en hospitalidad del ambiente. Este nuevo tipo de producto es el que se está ofreciendo ya en muchas partes del mundo, y especialmente en América Central.


La reconversión parcial de zonas dedicadas al turismo tradicional permite, además, desbloquear una oferta de servicios médicos demasiado rígida, contribuyendo a la contención de los costes lo que, sin duda, resulta saludable para la sociedad en su conjunto.


El sector turístico balear está bien posicionado para abrirse a este nuevo tipo de oferta que le permitiría una mayor diversificación, con productos de muy alto valor añadido, y desestacionalizados, intensivos en trabajo muy cualificado y demandantes de los mejores niveles de I+D+i. Se trata, en definitiva, de una auténtica reconversión hacia la sociedad del conocimiento partiendo de nuestra mejor Know-how.

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