domingo, 9 de octubre de 2011

El milagro económico para Baleares

























































Muchos me preguntan cómo vamos a salir de esta maraña económica, qué ha pasado, por qué no vemos ninguna mejoría, por qué el paro sigue creciendo o cuáles son las recetas de este nuevo gobierno. Muchas personas tienen una sensa- ción de desánimo y de desconcierto y entiendo que los mensajes que hemos mandado hasta ahora desde el Govern sobre la situación financiera de nuestra comunidad autónoma son, como afirman, duros. Pero seamos claros: la situación de partida es, desde luego, difícil, pero no imposible.

La historia en ocasiones habla de ‘milagros económicos’. Hemos oído hablar del milagro alemán del 48, del japonés, e incluso del español del 59. Pero los milagros no existen. Todos estos fenómenos han sido fruto de tres pilares básicos: devaluación de la moneda, equilibrio presupuestario y liberalización económica.

Todo sabemos que actualmente la situación internacional es muy complicada, y lo es especialmente para Baleares, que ha de soportar una abultada deuda.
La solución no pasa ni por la inspiración divina ni por la improvisación. Todo en la historia se repite.

Aferrémonos a dos de los tres pilares básicos de nuestros países vecinos, una vez descartado el recurso de la devaluación de la moneda por nuestra pertenencia al euro: equilibrio presupuestario y liberalización económica.
En primer lugar, lo más urgente es equilibrar el presupuesto de la Administración pública. Es decir, recortar el elevado gasto que ahora mismo supone la Administración pública, eligiendo muy bien qué se reduce, y cómo se hace, para evitar que tenga efectos sobre la equidad social, objetivo básico de gobierno.

Hay que reducir lo menos útil antes que lo más fácil, lo que menos perjudica a la mayoría antes que lo más conveniente para determinados grupos de presión. Y debemos plantear unos presupuestos de cara al próximo año que reflejen esta tendencia de no gastar más de lo que ingresamos, como lo haría cualquier economía doméstica.

En segundo lugar, debemos llevar a cabo un esfuerzo de profundización en materia de liberalización económica a todos los niveles. Mantener los mercados abiertos a la competencia, evitando sucumbir a la tentación intervencionista que suelen exigir los grupos de presión, es la mejor forma de asegurar que las empresas y los trabajadores opten por las prácticas más productivas y, por ende, más competitivas.

En nuestro caso, este proceso de liberalización pasa por la aceleración de la aprobación de proyectos de inversión empresarial. No es aceptable que en la actual situación económica, haya cientos y cientos de expedientes de inversión empresarial privada paralizados en la Administración.


No podemos olvidar, en el caso balear, que todo ello debe venir acompañado por la apuesta total y absoluta por el medio ambiente. Aceptando que nuestro futuro económico pasa por el turismo, la calidad del medio ambiente debe convertirse en uno de los ejes centrales, no ya de acción de gobierno, sino de cualquier acción económica y empresarial. En definitiva, el saneamiento de las cuentas públicas y la liberalización y competencia empresarial, contando con una política que no olvida al medioambiente balear, serán los ingredientes del ‘no-milagro’ que todos los ciudadanos esperamos. Seamos realistas, aprovechemos lo que otros hicieron bien, actuemos en estas direcciones, complementarias y completas. Porque los milagros no existen, pero las soluciones sí.

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