sábado, 9 de mayo de 2015

Interesante artículo de opinión de José María Lafuente Balle, sobre la reforma electoral. Titulado La Conferencia del Círculo Mallorquín

Se puede leer en diariodemallorca.es

No entiendo cómo paso desapercibida. Ninguna reacción ni a favor ni en contra. Tampoco los líderes de la oposición se manifestaron. Y sin embargo el President Bauzá lanzó una propuesta trascendental. Escogió el marco de la conferencia que pronunció esta misma semana en el Círculo Mallorquín.

Tal y como recogió la crónica del Diario de Mallorca el presidente del Govern se mostró favorable a "?un cambio en el sistema electoral balear, optando por un sistema mixto por el cual la mitad de los diputados se elegirían directamente por los votantes, a través de distritos, y la otra mitad con el actual sistema proporcional por listas elaboradas por los partidos".

Se trata de una propuesta auténticamente novedosa. Responde al modelo electoral alemán. Compartí Departamento universitario con el profesor Agustí Bosch al que la Generalitat encomendó un anteproyecto de reforma de la ley electoral catalana que también respondía a este mismo esquema.

Tanto la Constitución española (art. 68.3) como el Estatut d'Autonomia (art. 41.1) establecen que el sistema electoral debe ser proporcional, es decir que el número de escaños se reparten entre las distintas listas de los partidos en función del número de votos obtenidos. Es el sistema autonómico actual en el que los 59 escaños se reparten proporcionalmente entre las listas cerradas que los distintos partidos presentan en las cuatro circunscripciones de Mallorca (33 diputados), Menorca (13), Ibiza (12) y Formentera (1). 

La propuesta sería que la mitad menos uno de los diputados, es decir 28 escaños se escogiese por el otro sistema que es el mayoritario. Se trataría de de dividir las islas en circunscripciones uninominales. Mallorca en 16, Menorca en 6, Ibiza en 5 y Formentera. En cada una de las 28 saldría electo un solo candidato que sería el que más votos hubiese obtenido. 

Introducir el sistema de elección mayoritario ofrecería importantes avances. El primero y más importante sería el de favorecer que el electorado conozca a sus parlamentarios. Se paliaría así una de las más graves enfermedades del sistema: los ciudadanos ignoramos todo sobre nuestros parlamentarios. No conocemos ni sus nombres.

En el sistema proporcional actual, la élite burocrática y profesionalizada de cada partido decide quién forma parte de la lista electoral. Los altos dirigentes de los partidos no deciden esos nombramientos a través de un procedimiento abierto y transparente que prime el valor y el mérito de los candidatos, sino de manera opaca y arbitraria atendiendo al vasallaje y docilidad que les profesen para, de este modo, garantizarse apoyos que les aseguren la perpetuación en la cúpula ejecutiva del partido. 

Por el contrario, en el sistema mayoritario, cada circunscripción elige a un solo diputado. Cada partido presenta a un solo candidato por circunscripción y el comité ejecutivo no puede arriesgarse a presentar a alguien desconocido e inútil sólo porque sea dócil y maleable. De este modo, el diputado electo se debe no solo al partido sino también al electorado que le ha prestado directa y personalmente su confianza.

Algún tiempo atrás, en una mesa redonda celebrada en el Club Diario de Mallorca debatimos sobre la Democracia y los partidos. Recuerdo que Ramón Aguiló sostuvo que es imprescindible una reforma constitucional que permita la modificación del sistema electoral para primar la elección mayoritaria de los parlamentarios. Coincido con él en la necesidad de cambiar el sistema electoral. Sin embargo, la introducción del modelo mixto alemán no precisaría embarcarnos en el tortuoso proceso de reforma de la Constitución de 1978. Tampoco del Estatut.

* Prof. Derecho Constitucional.

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