sábado, 27 de febrero de 2016

Cerrado por si acaso (I)

Interesante artículo de Javier Mato sobre los fijos discontinuos. El Mundo

Cerrado por si acaso (I)

Desde siempre, cada vez que uno de nuestros políticos tiene que hacer un discurso que quede bien pero que no diga nada comprometedor, aborda la lucha contra la estacionalidad turística. Es un asunto ideal para hablar sin decir nada: suena importante al tiempo que sabemos que es un brindis al sol. No en vano llevamos más de cuarenta años hablando de lo mismo, sin que hayamos avanzado ni un milímetro. Ni nos lo hemos propuesto. Por eso es que ni los medios de comunicación, ni la sociedad en general se molestan por el eterno incumplimiento de esta promesa, que todos escuchamos sabedores de que es un tópico, como hablar del tiempo en el ascensor o quejarnos de los precios de los mariscos en Navidades. Las frases del programa electoral de 1983 de todos los partidos sirven perfectamente en 2015, porque nada ha cambiado. Ni siquiera el desinterés con el que se redacta. Del razonamiento que había detrás, que decía que es mucho mejor hacer un hotel que abra doce meses al año que no dos hoteles que sólo abran seis meses, no queda ni rastro. Es pura verborrea para los discursos.
Paralelo al desprecio arraigado por este asunto, nuestras zonas turísticas profundizan en su desertización. Alcúdia, Cala d'Or, Magaluf, Peguera e incluso la Playa de Palma son en invierno escenarios que recrean la imagen de Prypiat, la ciudad vecina a Chernobyil, en Ucrania, sin habitantes desde 1986. Ocasionalmente los periodistas acceden allí y muestran comercios cerrados, pisos abandonados, cristales sin limpiar, calles desiertas. Como en nuestras zonas turísticas: cero hoteles abiertos, cero bares, cero comercios, lámparas envueltas en bolsas de basura, luminosos embalados en cartón. Ni siquiera las farmacias y licorerías, imprescindibles para una urgencia, tienen turnos en temporada baja; ya se imaginan qué queda del comercio.
En la costa oeste de Gran Bretaña, un poco al norte de Manchester, existe un «seaside resort» llamado Blackpool. Es uno de las varias docenas de enclaves costeros a los que los británicos suelen ir de vacaciones, aunque Blackpool probablemente sea el más grande. Su origen, como casi todo en ese país, es victoriano; cuando la industrialización permitió la aparición del turismo. O sea, su oferta es más bien antigua. Hay 257 hoteles en la propia Blackpool y hasta 500 si contamos las áreas vecinas. La ciudad tiene 140.000 habitantes (260.000 contando con su área de influencia), de los que 19.400 trabajan en el turismo vacacional (un 15% de todo el empleo local). En 2014, Blackpool recibió algo más de 13 millones de turistas. No es la mejor cifra de su historia, pero sí la mejor de los últimos diez años. No les digo lo que es el clima, especialmente en invierno: el viento procedente del mar de Irlanda azota la costa de Blackpool con tal sadismo que, combinado con bajas temperaturas y una persistente lluvia, hace pensar que la ciudad está redimiendo una pena ancestral.
Sin embargo, ni un hotel de Blackpool cierra en invierno. Ni un restaurante. Sólo dejan de funcionar las atracciones al aire libre, si es que no se las lleva el viento. El indicador de que la actividad se mantiene es que el tranvía, que en julio, agosto y septiembre tiene unos 500 mil usuarios mensuales, en diciembre, enero y febrero roza los 200 mil. Es menos, claro, pero lejos de los cierres a cal y canto que conocemos en nuestras costas españolas.
Esto no ocurre únicamente en este enclave, sino en todos los lugares turísticos del país. Los datos oficiales de estacionalidad del paro indican que, entre el mes de julio y el de enero, la oscilación es de un 0,5 por ciento del empleo. En el caso más extremo, en el resort de Skegness, en la costa este, la variación es de dos puntos porcentuales.
¿Cómo es posible que los hoteles vacacionales británicos estén abiertos en sus horribles inviernos, cuando en ese mismo momento en España nosotros tenemos un clima que en muchos casos es más acogedor que el que ellos tienen en agosto? ¿Cómo puede ser que nuestras zonas turísticas parezcan ciudades abandonadas, mientras ellos mantienen su oferta todo el año? Aquí hay algo que no funciona, que no concuerda. Para mí, esa diferencia es la legislación laboral.
En 1984, durante el primer mandato socialista, el Gobierno decidió paliar el problema de la estacionalidad turística creando la figura del fijo discontinuo. Se trata de un tipo de contrato laboral que, pese a que hace más de treinta años que existe en España, curiosamente no ha sido copiado por ningún otro país de Europa. Quizás esto nos debería hacer pensar. Este contrato permite al trabajador estar empleado en una empresa estacional y pasar a cobrar el paro en los meses en que no tiene empleo. Como es fijo, al inicio de la siguiente temporada reinicia su relación con la empresa. El Estado, o sea todos los ciudadanos, pagamos el salario de esos cinco meses -este es el promedio que dura la temporada baja. La figura laboral tiene su lógica: la estacionalidad no ha de caer sobre las espaldas del trabajador; no sería admisible que en noviembre se le despida hasta abril o mayo y en esos meses dejarle que se apañe.
Sin embargo, esta legislación tiene consecuencias no esperadas, apenas estudiadas y muy difíciles de medir: el desincentivo para extender la temporada, para reducir la estacionalidad. Si el empresario tuviera que hacer frente a costes laborales fijos durante todo el invierno, o siquiera a las indemnizaciones de despido de cada mes de noviembre, su imaginación comercial se tendría que extremar para que el invierno no se lleve todas las ganancias del verano. Así es en todos lados, menos en España. Aquí esta legislación genera un efecto perverso: se gana todo lo posible en verano y se cierra el día en el que hay el más ligero riesgo de no ganar. Simplemente porque cerrar supone un coste cero, dado que el Estado se hace cargo de la factura.
En todos los negocios hay momentos de grandes ingresos y otros en los que se pierde. Todo el mundo querría estar sólo para las ganancias, pero los negocios son así. ¿Cuántos comercios cerrarían ciertos días del mes? ¿Cuántos restaurantes no abrirían cuando llueve? ¿Cuántos taxistas se quedarían en casa en enero? ¿Cuántos teatros suprimirían ciertas funciones? ¿Cuántos supermercados deberían cerrar algunos de sus servicios que no son rentables? En cambio, esta legislación laboral crea el desincentivo perfecto para clausurar todo en invierno: cierro cuando no tenga garantizado el beneficio y el Estado se encarga de los costes. O sea, todos pagamos para que algunos sólo abran si ganan. Ni un milímetro de riesgo; ni un segundo de dudas. Cerramos por si acaso perdemos un euro.
Con el paso de las décadas, todo el sector turístico ha aprendido a adaptarse a esta realidad: cero promoción, cero creatividad, cero innovación para el invierno. No perdamos el tiempo porque, aunque podría ir bien, siempre habrá riesgo. ¿Para qué queremos riesgo? Así, el horizonte de nuestro empresariado es el de grandes ganancias en verano y cero pérdidas en invierno. Fantástico. Los que pagamos tenemos espaldas anchas.
La semana que viene les explicaré qué nos dicen fuera de esta situación absurda.
Javier Mato es periodista y profesor del CESAG.

 

martes, 23 de febrero de 2016

Interesante filmación del Nodo sobre la Mallorca de 1962

El Canónigo José Tarongí Cortés fue un tío de mi abuela paterna (Es tio Pep). En 6 de Junio de 2008 la profesora Margalida Tomàs realizó una aproximación a su obra intelectual en la Societat Arqueològica Lul·liana de Palma

Aproximació a la tasca intel·lectual de Josep Tarongí

(leer documento completo)

En primer lloc, he d’advertir que el text que ara present no respon al títol que vaig donar en un començament, quan jo mateixa creia que realment només me centraria en la relació del nostre autor amb el moviment literari català del XIX; de fet, fins fa uns mesos, per a mi Josep Tarongí era un personatge conegut bàsicament com a protagonista de la polèmica iniciadada amb Miquel Maura i com a autor del llibre Algo sobre el estado religioso i social de la isla de Mallorca,. i conegut també per diversos escrits i poemes sobre aquesta renaixent literatura catalana. Però a mida que anava aprofundint en el seu estudi, el meu treball anava prenent una dimensió més àmplia, amb una vocació de biografia que, tanmateix, s’ha hagut de quedar a mig camí.


El que intentaré mostrar-vos és una primera aproximació a la seva tasca com a intel·lectual a Mallorca fins a la seva anada al Sacromonte de Granada el 1878. El retrat que en resulta és molt ric i suggestiu, però sóc conscient que només és això, una primera aproximació: he treballat bàsicament només a partir de les seves obres publicades i de premsa i, encara, amb una premsa limitada. Estic ben convençuda que el buidatge d’altres publicacions mallorquines, catalanes, de Granada i de Madrid i, sobretot, el coneixement de la seva correspondència ens enriquiria la seva figura i ens aclariria punts foscos, encara que no puc deixar d’agrair des d’aquí els esforços de molts de vosaltres per ajudar-me a conèixer aspectes concrets de la biografia de Tarongí.
Voldria  insistir en la importància que crec que té entendre aquesta primera etapa del nostre autor, perquè des del meu punt de vista la polèmica desfermada a finals de 1876 pren molt més sentit si la relacionam amb la tasca portada a terme en els anys anteriors, amb la seva voluntat d’incidir com a intel·lectual en el desenvolupament de la vida social de Mallorca. I s’impregna de molt més dramatisme encara el que degué suposar per a ell la necessitat d’haver de passar a residir fora de l’illa.

Època de formació i bases culturals

Josep Tarongí i Cortès va néixer a Palma, al carrer d’en Carrió nº 3 el 10 de març de 1847, fill de Gaietà i Maria Josepa; va ser el tercer dels set fills que tingué la parella, dels quals sobrevisqueren quatre, ell, un germà i dues germanes; fou batejat a Santa Eulàlia. Desconec per ara quina era la posició social de la seva família dintre del nucli xueta de Palma: sabem, això sí, que no formava part de les famílies dites <> i que el seu pare constava com a comerciant i propietari d’una gran casa a Palma. És possible que aquest comerç estigués relacionat amb la navegació, perquè la presència de vaixells i aspectes marítims és una constant a la seva obra; en tot cas, sembla que la situació econòmica era desfogada. Com tants altres nins xuetes, Tarongí hagué d’aprendre les primeres lletres amb un mestre de pis, lluny de les escoles conventuals. Segons ens diu ell mateix, estudià amb don Joan Bo, del qual no en sé res però de qui guardava un bon record. Després, el 1860 ingressa a l’Institut Balear i és aquí on , com a tants altres, se li obre tot un món de nous coneixements i noves perspectives. Ja s’ha dit moltes vegades, però convé repetir-ho un pic més, la importància que tingué aquest centre en l’avenç de l’ensenyament en els anys centrals del segle XIX,  i sobretot, la importància que tingué per als al·lots xuetes, que per primera vegada podien compartir aula i professorat amb els de fora carrer. Tarongí fou un molt destacat alumne i cada curs tengué premis extraordinari. Entre els seus professors destaquen, per exemple, León Carnicer, Manuel de los Herreros i, d’una manera molt especial, Josep Lluís Pons i Gallarza, a qui sempre es referia com a mestre seu i que pocs anys després l’introduiria en l’ambient literari mallorquí; entre els seus companys, Alexandre Rosselló, Bartomeu Ferrà, Mateu Obrador i Plàcid Aguiló, el germà petit de Marià. El que significà la seva estada a l’institut queda recollit en les seves pròpies paraules: <la Religión y de la patria! ¡Vosotros cultivasteis asiduamente mi espíritu; vosotros lo engrandecisteis con la palabra del bien y de la ciencia; vosotros le engrandecisteis con las brisas de la recompensa debida, con los suaves sentimientos de los corazones libres!. El 1865, després d’obtenir amb la qualificació d’excel·lent el batxillerat en arts inicià la seva carrera eclesiàstica. Era el primer fill baró de la família i per tant sembla que hauria d’haver seguit amb els negocis familiars; el perquè va decidir el camí del sacerdoci, un camí que a Palma no es presentava fàcil d’entrada, és una altra de les incògnites que l’acompanyen encara. Hi podia haver una veritable vocació religiosa per més que Tarongí no sembla pertànyer al grup de famílies xuetes marcades per una religiositat extrema i amb accentuats tocs de beateria, com sí que ho eren, per exemple, les de Marià Aguiló o Guillem Fortesa; potser les motivacions foren més d’índole social, però en tot cas el 1865 inicia un camí que ja no deixarà al llarg de la seva vida. A causa dels seus llinatges, i malgrat la normativa que obligava els estudiants a cursar la carrera com a interns en el Seminari, Tarongí ho hagué de fer de forma externa, cosa que no fou obstacle perquè la cursàs també de manera brillant, amb la qualificació de meritissimus a totes les assignatures.


A partir d’aquest moment Tarongí combinarà de forma paral·lela la formació que rep en el seminari amb la que pot adquirir fora d’aquest, en els ambients literaris mallorquins on des de molt aviat comença a moure’s.  El seu pas pel seminari, a més de les imprescindibles matèries lligades a la professió, li donarà un bagatge de lectures molt diferent al de la resta de joves que també comencen en aquells moments les tasques literàries, un bagatge relativament poc marcat pel romanticisme: els clàssics llatins –Horaci, sobretot, i Virgili- i els clàssics del cristianisme; la literatura francesa anterior al segle XIX tindrà també un pes molt important i, per exemple, Fenelon serà un dels autors que esmentarà una vegada i una altra; coneixerà a fons les tragèdies dels grans autors dramàtics del XVII, Corneille i Racine;  beurà també les ensenyances dels castellans, tant la dels autors del XVI, Garcilaso, Fray Luís de León i Teresa de Jesús especialment, com la dels representants més conspicus en el segle XIX del classicisme i de l’esperit liberal, com Meléndez Valdés i, sobretot, Manuel José Quintana, un dels seus referents constants. A més del llatí i de les seves dues llengües d’expressió literària, castellà i català, Tarongí dominava el francès, l’italià i, fet prou estrany, sembla que també l’anglès, o com a mínim en diverses ocasions reprodueix fragments d’autors anglesos en aquesta llengua. Les influències romàntiques, inevitables en aquell moment, li arriben a través de les publicacions periòdiques i dels cercles on es mou, però en aquest aspecte sempre manté una actitud d’una certa reserva intel·lectual, ideològica i artística: només alguns autors romàntics podran passar el seu filtre, basat sobretot en criteris morals, però també segurament en aquest concepte més clàssic de la literatura de què s’havia empapat. Com explicitava ell mateix, el poeta <>. Rebutjarà, així, Espronceda, Byron i Goethe –a qui admira, tanmateix i de qui havia llegit el Faust-, i podrà acceptar els teòrics Frederic Schlegel i Madame de Staël, el Manzoni dels Inni Sacri o, sobretot, el primer Lamartine, un dels autors a qui dedica més atenció en els seus primers anys. Finalment, hi haurà el coneixement dels autors catalans, sobretot de Ramon Llull, sens dubte el que més el marcarà i el que més valorarà d’entre els autors clàssics catalans.
L’entrada al cercles literaris mallorquins la fa de mà del seu antic professor Josep Lluís Pons i Gallarza i té lloc el 1868, encara que conservam composicions seves, sobretot en castellà, dels anys 66 i 67: el març del 68 és acceptat com a soci eventual de l’Ateneu Balear, augmenta la seva producció poètica i comença a col·laborar a la premsa catalana de Barcelona, com per exemple a Lo Gai Saber i al Calendari Català. També comença a participar en diversos certàmens poètics, com el de l’Acadèmia mariana de Lleida, on el 1869 se li premia "La Virgen de las Mercedes";, escrit arran dels fets revolucionaris del 68. El juny de 1869, Tomàs Fortesa escriu a Marià Aguiló i li dóna notícia de l’aparició a La Dulzaina d’un article sobre el renaixement de la llengua catalana i l’informa que aquest és obra de Tarongí; un jove tonsurat, molt estudiós, i que té molta afició a la llengua catalana. Fa poesies i V. n'haurà vista una que té impresa en el Calendari català d'enguany; i hi afegeix unes misterioses paraules que no tenc, per ara, manera d’interpretar:; És un jove que ha fet alguns desbarats al principi, dels quins tal volta V. en té notici, però ara sembla que s'ha compost un poc;. La coneixença amb el propi Marià Aguiló degué produir-se poc després, segurament quan aquest anà a Palma el gener de 1870 i l’Ateneu Balear li oferí una vetllada d’homenatge. En tot cas, el març Tarongí ja li escrivia, sense massa confiança encara, i li enviava una guarda de poemes perquè, després de revisar-ne algun els fes arribar al consistori dels Jocs Florals; s’iniciava així una relació que no fou mai fluïda, plena sempre de malentesos personals i que no arribà a ser mai de mestre i deixeble. Ja veurem com des del punt de vista de model lingüístic català Tarongí no dubtarà a seguir, com tants altres autors mallorquins del moment, les teories aguilonianes, però la seva actitud respecte al moviment literari català no es veurà influïda per l’abrandament d’Aguiló, cosa que sí que farà, per exemple Tomàs Fortesa i també, malgrat totes les discrepàncies, Ramon Picó i Campamar, tots dos autors de la seva mateixa lleva i, com veiem, també xuetes; Tarongí serà en aquest aspecte molt més fill de Pons i Gallarza que no d’Aguiló, i això voldrà dir una actitud menys declaradament catalanista i una pràctica literària i intel·lectual on el castellà conviurà sense problemes amb el català.

D’una manera simbòlica podem fer acabar aquesta etapa de formació el 1872, quan és ordenat prevere al Palau Episcopal de Ciutadella. Té vint-i-cinc anys, és sacerdot i continua amb força el doble camí que ha emprès des que ha entrat en la vintena: per una banda, la carrera eclesiàstica i per l’altra, i a l’empara de Pons i Gallarza, el seu paper d’intel·lectual que intenta amb els seus escrits incidir en la societat mallorquina del seu temps. Després de cinc anys molt actius, el 1876 aconseguirà amb la millor nota la llicenciatura en Sagrada Teologia al Seminari de València, es presentarà dos cops a la canongia de la Catedral de Palma  i paral·lelament s’haurà fet un lloc en el món de les lletres mallorquines. Tot això, com ja sabem, entrarà en crisi a finals d’aquest mateix 1876.

leer documento completo

Post de este blog relativa al acto de donación de su retrato al Museo Diocesano de Mallorca, el viernes 17 de Junio de 2016

jueves, 18 de febrero de 2016

Propuesta realizada hoy en el Ayuntamiento de Palma de una CAMPAÑA para limpiar Pintadas y Graffitis

La ciudad de Palma está plagada de pintadas y graffitis que ensucian monumentos, paredes públicas y persianas de comercios.

Es decir, el fenómeno del graffiti lo encontramos en dos lugares diferenciados:
  • En monumentos y paredes públicas
  • En Persianas y barreras de comercios

Ambos tipos de graffiti suponen una apropiación indebida de la vía pública, sin ningún respecto ni por el espacio ni por la estética común. Afeando el entorno con sus negativas consecuencias para la convivencia. Degrandando el paisaje urbano y, afectando, también negativamente el desarrollo comercial, turístico y de negoci
Por ello es urgente llevar a cabo un CONTUNDENTE PLAN que evite las pintadas y graffitis

Ese Plan tiene que constar de 4 partes:
  1. Los ciudadanos y en especial los comerciantes deberían tener la completa seguridad de que dichas pintas nunca se volverán a producir. Por tanto, a Ayuntamiento le corresponde, además de realizar este anuncio, actuando de forma contundente contra quien no respecte las normas. Tener la completa seguridad de que no se repetirán en el futuro es la única forma para que valga la pena invertir en limpieza o repintado, tanto para comerciantes como para las propias instituciones.
  2. Una vez conseguido y anunciado lo anterior, el Ayuntamiento debe proceder a la limpieza de las paredes, monumento públicos, etc.
  3. Como es posible que muchos ciudadanos consideren que los graffitis constituyen una forma de "Arte Urbano". Se deben habilitar por parte del Consistorio lugares en donde se puedendan y tenga sentido la realización de graffitis. Incluso facilitando la posibilidad de realizar convocatorias de concursos y realizando muestras de los mismos al conjunto de los ciudadanos.
  4. Por último, se debería estudiar la posibilidad de conceder una rebaja fiscal a aquellos comerciantes que limpien sus barreras o persianas, en la completa seguridad de que nunca más serán objetos de actos de vandalismo de este tipo.
 En cualquier, caso todo lo anterior no pretende otra cosa que ser un ejemplo  de como diseñar e iniciar una auténtica campaña para adecentar la Ciudad, de manera que pueda mostrar su mejor cara tanto para sus propios ciudadanos, como para sus visitantes.

lunes, 8 de febrero de 2016

Más de medio año de gobierno municipal en Cort

Nada bueno se podía esperar de quien no dudó en inventarse problemas de hambrunas infantiles como recurso para realizar el necesario trabajo de oposición durante los años más difíciles que hemos vivido. Y así ha sido, las promesas de cambio y regeneración que realizaron se han convertido en una gestión ineficaz, huera y marcada por el sectarismo, propio de la izquierda más radical, de quien antepone la imposición de sus parámetros ideológicos a la resolución de los problemas municipales.

En estos más de seis meses hemos visto como la marca municipal de Podemos ha sido la que ha marcado los tiempos y las pautas a los otros dos integrantes del Pacte, con un alcalde del PSOE totalmente dominado por los extremistas. 

De esta forma su prioridad no han sido las personas, sino recuperar la supremacía cultural de los mitos de la izquierda al más puro estilo franquista. Así, han concentrado la acción política en los símbolos, los gestos, las frases hechas o el exhibicionismo en las redes sociales.

Repasar la lista de su acción de gobierno equivale a repasar únicamente prácticas sectarias: (1) Incremento de altos cargos y asesores, (2) Declaración de Palma Anti-taurina, (3) Derribo de un monumento adaptado a las leyes socialistas de memoria histórica, (4) Intento de supresión de las terrazas del Born, (5) Redecoración de la Sala de Plenos según la estética de izquierdista, (6), Supresión del castellano en los Premios Ciudad de Palma, (7) Ineficiente sistema de recogida de basuras sin consideración por los ciudadanos, (8) Supresión de licencias e introducción de la "inseguridad jurídica", (9) Realización de anuncios de grandes obras que más tarde no se concretan en nada (Noguera como comparsa de MES necesita titulares de prensa), (10) Cambio de nombre de la oficina dedicada a evitar desahucios, (11) Cambio del nombre Palma de Mallorca por Palma, (12) Creación de un segundo departamento de Personal creando agravios comparativos (13) Utilización de las mejoras económicas en gastos corrientes en vez de retomar la inversión que se tuvo que dejar con la crisis, (14) Incapacidad para comenzar la explotación del costosísimo Palacio de Congresos, (15) Utilización de las celebraciones institucionales para la realización de meetings políticos, etc.

Por supuesto, y a pesar de todo lo anterior, los problemas del hambre desaparecieron tan pronto tocaron el cielo de las moquetas de los despachos, sin tan siquiera haber realizado un sólo cambio de gestión que, eso sí, han comenzado a estudiar.

Estulticia unida a un extraño revanchismo y falta de seriedad en la dirección política, que les ha llevado a la paralización de la senda reformista iniciada en los años más difíciles de la crisis. Así, no hemos visto ni una sola acción en materia de (1) Mejora de los sistemas de atención social a los más necesitados, (2) Nada en materia de resolución de problemas de limpieza, (3) Nada en mejoras de seguridad, (4) Nada en materia de mejoras estéticas para facilitar la acción comercial e incrementar el atractivo turístico, (5) Nada en materia de información a nuestros visitantes, (6) Nada en mejoras de promoción de los mercados municipales, (7) Nada en mejoras de reducción de la burocracia y facilidades para los emprendedores, (8) Nada en la construcción de nuevo monumentos que permitan un mejor conocimiento de nuestro pasado, como gran fuente de sabiduría, (9) Nada en mejora de iluminación y ahorro energético, (10) Nada en la promoción del vehículo eléctrico (automóvil, bicicleta, etc.), (11) Nada en mejora de la gestión del agua, (12) Nada en facilitar la extensión de los negocios y la mejora de la confianza empresarial (13) Nada en mejora de la gestión de la venta ambulante, (14) Nada en materia de de la promoción de las potencialidades de la ciudad (Museo Marítimo, Rutas Romanas, etc), (15) Nada en la mejora de la conservación del patrimonio, etc.

Menos mal que la Ley de Estabilidad Presupuestaria le permite al Área de Hacienda una actuación discreta.

En definitiva, nos se trata de un balance pobre, sino de un balance claramente negativo por la pérdida de tiempo acumulada. Guiado en exclusiva por el intento de la resurrección del viejo problema de las Dos Españas orteguianas, puesto que la izquierda radical sin la invención de antagonistas (los ricos, los terratenientes, el clero, la banca, los del PP, etc.) no es nada.