lunes, 8 de febrero de 2016

Más de medio año de gobierno municipal en Cort

Nada bueno se podía esperar de quien no dudó en inventarse problemas de hambrunas infantiles como recurso para realizar el necesario trabajo de oposición durante los años más difíciles que hemos vivido. Y así ha sido, las promesas de cambio y regeneración que realizaron se han convertido en una gestión ineficaz, huera y marcada por el sectarismo, propio de la izquierda más radical, de quien antepone la imposición de sus parámetros ideológicos a la resolución de los problemas municipales.

En estos más de seis meses hemos visto como la marca municipal de Podemos ha sido la que ha marcado los tiempos y las pautas a los otros dos integrantes del Pacte, con un alcalde del PSOE totalmente dominado por los extremistas. 

De esta forma su prioridad no han sido las personas, sino recuperar la supremacía cultural de los mitos de la izquierda al más puro estilo franquista. Así, han concentrado la acción política en los símbolos, los gestos, las frases hechas o el exhibicionismo en las redes sociales.

Repasar la lista de su acción de gobierno equivale a repasar únicamente prácticas sectarias: (1) Incremento de altos cargos y asesores, (2) Declaración de Palma Anti-taurina, (3) Derribo de un monumento adaptado a las leyes socialistas de memoria histórica, (4) Intento de supresión de las terrazas del Born, (5) Redecoración de la Sala de Plenos según la estética de izquierdista, (6), Supresión del castellano en los Premios Ciudad de Palma, (7) Ineficiente sistema de recogida de basuras sin consideración por los ciudadanos, (8) Supresión de licencias e introducción de la "inseguridad jurídica", (9) Realización de anuncios de grandes obras que más tarde no se concretan en nada (Noguera como comparsa de MES necesita titulares de prensa), (10) Cambio de nombre de la oficina dedicada a evitar desahucios, (11) Cambio del nombre Palma de Mallorca por Palma, (12) Creación de un segundo departamento de Personal creando agravios comparativos (13) Utilización de las mejoras económicas en gastos corrientes en vez de retomar la inversión que se tuvo que dejar con la crisis, (14) Incapacidad para comenzar la explotación del costosísimo Palacio de Congresos, (15) Utilización de las celebraciones institucionales para la realización de meetings políticos, etc.

Por supuesto, y a pesar de todo lo anterior, los problemas del hambre desaparecieron tan pronto tocaron el cielo de las moquetas de los despachos, sin tan siquiera haber realizado un sólo cambio de gestión que, eso sí, han comenzado a estudiar.

Estulticia unida a un extraño revanchismo y falta de seriedad en la dirección política, que les ha llevado a la paralización de la senda reformista iniciada en los años más difíciles de la crisis. Así, no hemos visto ni una sola acción en materia de (1) Mejora de los sistemas de atención social a los más necesitados, (2) Nada en materia de resolución de problemas de limpieza, (3) Nada en mejoras de seguridad, (4) Nada en materia de mejoras estéticas para facilitar la acción comercial e incrementar el atractivo turístico, (5) Nada en materia de información a nuestros visitantes, (6) Nada en mejoras de promoción de los mercados municipales, (7) Nada en mejoras de reducción de la burocracia y facilidades para los emprendedores, (8) Nada en la construcción de nuevo monumentos que permitan un mejor conocimiento de nuestro pasado, como gran fuente de sabiduría, (9) Nada en mejora de iluminación y ahorro energético, (10) Nada en la promoción del vehículo eléctrico (automóvil, bicicleta, etc.), (11) Nada en mejora de la gestión del agua, (12) Nada en facilitar la extensión de los negocios y la mejora de la confianza empresarial (13) Nada en mejora de la gestión de la venta ambulante, (14) Nada en materia de de la promoción de las potencialidades de la ciudad (Museo Marítimo, Rutas Romanas, etc), (15) Nada en la mejora de la conservación del patrimonio, etc.

Menos mal que la Ley de Estabilidad Presupuestaria le permite al Área de Hacienda una actuación discreta.

En definitiva, nos se trata de un balance pobre, sino de un balance claramente negativo por la pérdida de tiempo acumulada. Guiado en exclusiva por el intento de la resurrección del viejo problema de las Dos Españas orteguianas, puesto que la izquierda radical sin la invención de antagonistas (los ricos, los terratenientes, el clero, la banca, los del PP, etc.) no es nada.

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