sábado, 15 de octubre de 2016

Jeremy Bentham y la política

Nunca creyó que los políticos buscaran el bien común, sino que existe un "egoísmo de los gobernantes" por el que siguen su propio interés.

Rompe, así, con la esquizofrenia izquierdista de pensar que empresarios y ciudadanos buscan su propio interés en sus conductas privadas, mientras que alternativamente, los políticos y gobernantes siguen un comportamiento de principios altruistas.

De hecho, contempla a los gobernantes como criminales en potencia, sospechosos por el hecho de serlo. Por lo que deben estar sometidos a estímulos externos para poder concederles la mínima confianza. Reclamándoles la máxima responsabilidad.

La democracia se basa en iguales poderes de participación de todos los individuos. Y en mecanismos de control sobre los gobernantes.

Benthan se caracteriza por proponer, una y otra vez, medidas para contrarestar la tendencia de los gobernantes a actuar en su propio interés.

Así, cree que la administración debe seguir el principio de máxima aptitud y mínimo gasto público. Proponiendo la posibilidad de revocación de funcionarios en determinadas circunstancias.

El problema de la democracia es lo que denomina "intereses perversos", es decir, intereses particulares que perjudican a la mayor parte de los ciudadanos y menoscaban el interés público: son los grupos de presión y el corporativismo.

Los ciudadanos, por todo ello, deben tener una actidud de desconfianza hacia los gobernantes y, sobre todo, hacia el propio Estado. 
 

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